La verdadera razón por la que todos los 'millennials' deberían ver 'Sex Education'

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Netflix saca la nueva serie llamada sex education, el nombre lo dice claro. Esta nueva serie enseña varios valores que los 

jóvenes no están acostumbrados a tener en cuenta  



La serie va sobre la vida de Otis Melburne (Asa Butterfield) un adolescente de 16 años que estudia en el típico instituto de estilo americano donde reinan las críticas hacia los alumnos 'diferentes' y los halagos hacia los chicos populares. Su mejor amigo es Eric Effiong (Ncuti Gatwa), un chico gay al que le gusta travestirse y que proviene de una familia muy católica. Entre ellos la relación es sana y natural, ya que ambos se aceptan tal y como son. —Primera lección a tener en cuenta—.


Además, empieza a relacionarse con Maeve Wiley (Emma Mackey). Una joven de pelo rosa con bastantes traumas infantiles, que vive sola en un camping de caravanas. Su amistad comienza cuando inician una especie de business en el que Otis aconseja a los alumnos del insti sobre los problemas sexuales que les atormentan, ya que está muy puesto en el tema porque su madre Jean (Gillian Anderson) es terapeuta sexual.



El primer valor admirable de 'Sex Education' reside en que trata el tema del sexo de una manera literal. Sin pelos en la lengua ni ningún tipo de tabú. Tanto en el lenguaje de los protagonistas, como en las escenas que aparecen en la pantalla. Pero no creáis que es algo obsceno. Al contrario. Se convierte en la clase de educación sexual que no dieron a la gente mayor de edad, ósea por la gente que ya esta por los 30 o más en su época no les llegaron a explicar las mismas cosas que explican en la serie, aunque ahora llega un poco tarde, es una lección que debemos tomar.


Dentro de los primeros ocho episodios, tratan todos los temas relacionados con los momentos que te puedas imaginar.


La homosexualidad está completamente representada en la serie. Desde el lado de la aceptación, hasta el otro extremo: la burla, el odio, la discriminación e, incluso, la violencia.


La masturbación femenina rompe con todas sus connotaciones de vergüenza y se convierte en una práctica tan habitual como la masculina. Un claro ejemplo del cambio en el sistema patriarcal. Por ejemplo, la idea de la mujer de que su única labor en el sexo es aportar placer al hombre.


Las ETS y las enfermedades sexuales, como el vaginismo o la ausencia de eyaculación, no se juzgan. De la misma manera que el aborto se normaliza.


También estabilizan el travestismo, sin la necesidad de cuestionar la razón que lleva a hacerlo. Y hacen muchísimo hincapié en el asunto de los abusos sexuales con el lema 'no es no' por bandera.


Y estas son las razones por las que todos los que hayan nacido después del 2002 tienen que ver esta serie. Estamos ansiosos de que empiece ya la segunda temporada, como ya ha afirmado netflix saldrá pronto la temporada 2











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